Empieza la semana, día laboral, una llamada fija una cita para el día siguiente, el encuentro se produce en torno a las 17.30horas. Los síntomas me son muy conocidos, estrés, ansiedad, dificultad para concentrarse en algo en concreto, hiperactividad mental. Dado que lleva sintiéndolo un tiempo, empiezan a aflorar pequeños síntomas físicos: Tensión y rigidez muscular, dolor de cabeza intenso, ardor de estómago, picor en la garganta…
– No creo mucho en estas cosas, pero me dijeron que podría ayudarme, tengo una amiga que vino y quedó muy contenta…
Le explico qué es el Reiki, como lo vamos a hacer técnicamente, intento relacionar sus síntomas físicos con el origen emocional para saber qué es lo que está pasando en su vida que le afecta. Le hago preguntas concretas que parecen sorprenderle. Me limito a decirle que hay muchas personas que se dedicaron a estudiar estas cosas desde hace mucho tiempo, y que a día de hoy hay muchos mapas energéticos que establecen una relación clara entre los síntomas físicos y el origen emocional. Le hablo del Dr Hamer, de los diccionarios de las enfermedades. Asiente, pero con cierto escepticismo. Después de un tiempo, los dos descubrimos que es lógico que se esté sintiendo mal, hay muchas cosas en su vida, y en la forma en que lo está viviendo, que generan conflictos y bloqueos energéticos.
Llega el momento de empezar la sesión de Reiki, se tumba en la camilla cómodamente y se tapa con la manta, se escucha música relajante y le recuerdo que pondré las manos en los puntos energéticos para equilibar y armonizar su campo energético.
Poco a poco la respiración va siendo más profunda, exhala profundamente como liberándose de una carga «invisible» que traía, cambia su semblante, parece haber encontrado un estado de relajación que le agrada sumamente. En un momento dado tengo la sensación de que se ha dormido, hay algunos movimientos inconscientes en una pierna y en la cabeza, se ve que estas zonas están muy cargadas y la energía está abriendose paso a través de su campo energético.
Despues de casi una hora, le aviso que terminamos, se asusta un poco porque perdió la noción del tiempo y tarda unas milésimas de segundo de recordar donde está. Vuelve a exhalar profundamente, sonrié y se queda en silencio mirando para el techo de la habitación. Le recuerdo que puede estar ahí todo el tiempo que lo necesite, aprovecho para ir a lavarme las manos…
De vuelta, empieza a decirme que ya no le duele nada, que no le duele la cabeza, ni el abdomen y que se siente muy bien. Adquire, como muchas veces hacen otras personas, una actitud entusiasta en la que intenta algo asi como «convencerme» de lo maravilloso que es el Reiki. Si este no fuese su tiempo, le recordaría que a mi el Reiki me cambió la vida, también la de mi mujer y la de muchísimas otras personas con las que he tenido la oportunidad de entrar en contacto, y que en mi recuerdo, existen algunos sucesos que considero casi milagrosos, de esos que no puedes decir para que las personas no piensen que desvarías o exageras.
Si no fuese porque lo he visto muchas veces, pensaría que esto es una especie de subidón de entusiasmo, que tan pronto como sube, baja de golpe, dejando a la persona en la más profunda depresión, quizás peor de lo que estaba, pero ahora se que es producto del Reiki, y eso es un inicio, un nuevo comienzo, una liberación tan profunda que muchas veces la persona no puede explicarlo.
Intento no ponerle palabra a todo para no confundir a la persona, para no llenarle la cabeza de información, ¿como podría explicarle sencillamente que todos los hechos que ha vivido a lo largo de toda su vida han ido dejando una lastre energético que poco a poco se va volviendo físico generando todo tipo de síntomas y enfermedades? ¿Cómo puedo decirle que cuando entra energía de alta vibración en su campo energético libera gran parte de todo aquello que lo estaba bloqueando y que automáticamente entra en un estado de bienestar?
Con el tiempo me he dado cuenta, que a veces e mejor no tratar de explicar todo, sobre todo en las primeras sesiones, lo más importante está hecho, que es que la persona encuentre alivio a su sintomatología, ya habrá tiempo, si le apetece, de que lo entienda.
Termino la sesión con gran satisfacción, aquello que me mueve, me impulsa y me motiva, ha podido verse manifestado. Otras muchas veces, se tardan varias sesiones en conseguir, pues no todas las personas tienen la misma disposición para liberarse de sus cargas en tan solo una sesión. Muchas veces hay que hacer todo un trabajo de búsqueda, e incluso persecución, para encontrar todo aquello que genera malestar. Qué sensación más agradable cuando alguien consigue liberarse de aquello que le atormenta.
No puedo evitar dirigir mi atención hacia todo aquello que está y no se ve, toda esa energía y seres que trabajan para que pueda producirse la sanación, me siento orgulloso de ser una especie de trabajador para estas energías que movilizan sanaciones tan profundas. A veces pienso que tengo el Jefe más importante del Universo. Ahora mientras escribo, pienso que menuda empresa más rara, no sé, aún a día de hoy, como podría quejarme o reclamar algo, también es cierto que nunca me he sentido maltratado ni se me ha fallado ni una sola vez, al revés, siempre hay una especie de halo en el ambiente que me hace sentirme acompañado. Alguna vez, y aquí ya entramos en terreno personal, ha sido más que un halo de luz que me ha dejado maravillado.
Después de las típicas preguntas de cuándo sería bueno volver y estas cosas, se va, con una sensación y energía totalmente distinta a la que traía al llegar…
Tengo 20 minutos hasta la próxima sesión, me siento muy alegre, hoy es de esos días donde ves claramente para que sirve lo que haces y por qué vale la pena haber hecho tanto cambio en la vida. Sabes, como tantas otras veces, que esa persona guardará un gran recuerdo sobre la experiencia y ha descubierto una vieja forma de encontrar salud y bienestar de una forma totalmente natural, sin medicamentos ni colas, cada vez más largas, aunque eso ya es tema para otro artículo, en el que trato de no entrar.
No se porque escribo esto, debe haber alguien que necesita leerlo, no se muy bien por qué, pero por lo menos me sirve para apreciar los pequeños detalles de un día aparentemente normal, pero donde obra la magia y la luz. Casi sin saberlo, recorremos un puente entre lo físico y lo espiritual, apto solo para aquellos que tienen más o menos afinada la sensibilidad, y que buscan lo grandioso y maravilloso en los pequeños detalles de cada día, anónimos y fugaces, y no en lo anuciado a bombo y platillo, promovido por complejas e interesadas campañas mediáticas.
El Reiki, hoy me preguntaba alguien qué era el Reiki. Hay muchas formas de explicarlo, pero solo puede hacerse una pequeña idea cuando se siente. ¿Cómo voy a explicar el amor, la luz, la sanación, la verdad, el equilibrio, la armonía y un largo etcétera con palabras? Ni se bien qué es, como para explicarlo…
Reiki, esa palabra tan corta, que todo el mundo parece conocer
– Ah sí, Reiki, ya se qué es
Pero aún sabiendo lo que es, e incluso aún aprendiendo a hacerlo, es como el que saca el carnet del coche y piensa que ya conoce a todos los lugares a donde puede ir conduciendo. Es tan solo el inicio de un gran viaje. La puerta que se abre a un Universo por conocer y disfrutar. Un mundo donde todos nos perdemos y donde todos estamos intentando avanzar.
Dedicado a todos los que se sorprenden con el Reiki….