El alma que actúa a través de este cuerpo
Hay palabras o frases que resuenan en mí más allá de mi propio entendimiento. Son como interruptores que encienden un conocimiento ancestral, un entendimiento que se escapa a toda lógica.
Hace tiempo llegué al firme convencimiento de que nuestro cuerpo físico y el mundo en el que vivimos son tan solo una minúscula representación de lo que somos. Una especie de obra de teatro donde todos escenificamos unas pautas creadas por el director principal, que somos nosotros igualmente, pero a otro nivel más elevado. Todo lo vivido aquí en este mundo tiene la finalidad de extraer un aprendizaje. Y una vida, es en realidad un suspiro viéndolo desde la perspectiva del universo. Tenemos cientos y miles de vidas, donde aprendemos para que nuestro alma vaya evolucionando.
Quizás ya hayas oído hablar de la consciencia, del Ser Interior, del Yo Superior o del Gran Espíritu… en realidad todo es lo mismo, a mí últimamente me resuena más el Alma. Este alma es nuestra auténtica esencia, es nuestro Yo en su más elevada esencia. Es este Alma la que actúa a través de nuestro cuerpo. Por lo tanto:
Yo soy el Alma que actúa a través de este cuerpo.
Quizás hayas oído otras frases parecidas, como Yo soy el que Soy. En realidad, todas significan lo mismo.
Esta frase me recuerda la auténtica importancia del motivo por el que me encuentro aquí, existiendo en esta vida. Me ayuda a relativizar las cosas y verlas desde una perspectiva más global. Me ayuda a enfocar mi atención en aquellos aspectos que realmente tienen importancia para mi Alma, aquellas cosas que tendrán importancia en el instante que decida abandonar este vehículo físico del que gozo en estos momentos. Me relaja saber que nada de lo que consiga acumular o de la repercusión que consiga tener tendrá verdadera importancia el día que me vaya. También me ayuda a relativizar sobre eso que llaman muerte, que es en realidad otro tipo de vida.
La energía que alimenta nuestras vidas también procede de este Alma, y aunque canalizamos esta energía de forma inconsciente, el simple hecho de ser conscientes de este proceso, hace que la cantidad de energía que atraemos a nosotros aumente consideradamente.
El problema surge cuando no dejamos que esta energía del Alma actúe a través del cuerpo, la energía se bloquea en nuestro cuerpo y poco a poco empezamos con enfermedades sutiles, que poco a poco empiezan a hacerse más grandes.
Surgen miedos, envidias, enfados, orgullo, prejuicios, una sensación de separación, caprichos por cosas materiales y un gran deseo por tener. Nuestra percepción selectiva se centra exclusivamente en lo físico y en lo material, en la supervivencia. Poco a poco vamos perdiendo el contacto con nuestra auténtica esencia, nos olvidamos quién somos en realidad, y eso es como cortar deliberadamente el cabo que nos mantiene a salvo, conscientes de nuestra identidad. Poco a poco nos vamos perdiendo en el océano infinito, sin rumbo y a la deriva.
Siento esta frase como un salvavidas que me alinea al instante con mi Ser:
Yo soy el Alma que actúa a través de este cuerpo.
Y para mí, todo recupera su auténtica importancia….